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El riesgo de obsolescencia en el sector de oficinas está en aumento en España. Según el último informe de Cushman & Wakefield, titulado «Rethinking European Offices 2030», Barcelona y Madrid se encuentran entre las ciudades europeas con mayor proporción de oficinas en peligro de volverse obsoletas para el año 2030, con un 81% y 77% respectivamente. Esta situación se debe a factores como la antigüedad de los activos y las crecientes normativas medioambientales.
En Madrid, existen 1.2 millones de metros cuadrados de oficinas distribuidos en 147 edificios que enfrentan el riesgo de obsolescencia. Este informe amplía un análisis previo de 2023, revelando que el 76% del stock de oficinas en Europa podría volverse obsoleto para 2030. El análisis actual abarca 16 ciudades clave de Europa, identificando tanto los riesgos como las oportunidades para los propietarios de reposicionar o reconvertir sus espacios en un mercado inmobiliario en constante evolución.
Carlos Pueyo, International Partner y Head of Project & Development Services Iberia de Cushman & Wakefield, enfatiza la necesidad de una transformación en el sector inmobiliario de oficinas en Madrid y Barcelona. Según Pueyo, «la adaptación y modernización de estos espacios son fundamentales para el futuro de nuestras ciudades». Además, subraya la importancia de contar con políticas urbanísticas flexibles que faciliten estos procesos, permitiendo a los propietarios decidir entre reposicionar o reconvertir sus activos de manera eficiente.
El informe destaca que más de 170 millones de metros cuadrados de oficinas en Europa están en riesgo de quedar obsoletos si no se adoptan medidas de reconversión o reposicionamiento adecuadas. En el ránking de riesgo de obsolescencia, Milán encabeza la lista con un 86%, seguida por Barcelona y Estocolmo con un 81%, París con un 80%, Madrid y Ámsterdam con un 77%, y Londres con un 76%. Esta tendencia pone de manifiesto la urgencia de abordar la modernización de los activos inmobiliarios para asegurar su relevancia futura.
Madrid ha mostrado un notable esfuerzo en la adaptación de sus oficinas. Desde 2020, se han renovado 700.000 metros cuadrados del stock de oficinas para cumplir con los estándares de calidad actuales, mientras que más de 300.000 metros cuadrados se han reconvertido a otros usos, principalmente residenciales. Este enfoque ha permitido transformar activos de menor calidad en espacios más funcionales y atractivos, contribuyendo a la revitalización urbana de la ciudad.
En Barcelona, un ejemplo de éxito en reposicionamiento es la Torre Pujades en el 22@. Cushman & Wakefield asesoró la transformación de este edificio de 10.000 metros cuadrados, convirtiéndolo en un edificio multi-inquilino con mejor infraestructura, zonas comunes y certificaciones LEED Oro y WELL. Este proyecto demuestra cómo una planificación estratégica puede revitalizar activos obsoletos, adaptándolos a la demanda actual de espacios de calidad y sostenibles.
En conclusión, el informe de Cushman & Wakefield pone de relieve la necesidad de una transformación integral del sector de oficinas en las principales ciudades europeas. Barcelona y Madrid, con su alto riesgo de obsolescencia, tienen la oportunidad de liderar este cambio mediante la modernización y reconversión de sus activos, asegurando así la sostenibilidad y relevancia de sus espacios de trabajo en el futuro.
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